Una de las pocas representantes de la línea de Colmillos Plateados oriunda de Ciudad de Méjico, Celia era una buena Garou. Se encargó del ícaro Claudio Hernández (Psi) después de que éste superase el proceso. Las malas lenguas decían que era demasiado permisiva con él, y que esta pasividad provocó la rebelión del ícaro.

Celia murió a causa de múltiples mordeduras venenosas; de una jauría de serpientes, cobras y boas que Claudio invocó sobre ella utilizando sus poderes de Animalismo.