Dominique Renoire era un adolescente prometedor en el baloncesto callejero de los suburbios de París. Su altura y complexión atlética lo hacían destacar en cualquier cancha, convirtiéndose rápidamente en la estrella de su barrio y el orgullo de su madre, quien veía en él una oportunidad para escapar de la pobreza y la violencia cotidiana.

Pero la realidad fue implacable: en una redada policial en su vecindario, Dominique recibió varios disparos que le provocaron daños irreversibles en su columna. Las perspectivas para el joven eran sombrías: quedaría postrado de por vida, sin posibilidad de retomar el deporte ni de valerse por sí mismo.

Desesperada, su madre aceptó la oferta de los representantes del proyecto Nuevo Futuro, quienes prometieron a cambio de su hijo una compensación económica y la esperanza de una "cura milagrosa". Sin saberlo, Dominique pasó a ser parte de un experimento que buscaba fusionar habilidades sobrenaturales en cuerpos de adolescentes.

Hoy, Dominique es conocido como Ómicron, uno de los Ícaros más fuertes jamás creados: su gran masa corporal, que casi le impide ser aceptado en el proyecto, lo ha convertido en un especialista en combate cuerpo a cuerpo y contención. Como arma viviente al servicio de la Justicia Metálica, Ómicron es un devastador Ícaro de asalto, capaz de neutralizar cualquier objetivo con una mezcla brutal de fuerza y velocidad.