La mujer, de unos 30 años, de pelo rubio oscuro y ojos marrón verdoso. De complexión fuerte y entrenada, lleva un piercing en la nariz. Su pelo es corto y le llega por debajo de las orejas. Va vestida con un traje de una pieza de color azul y calzada con unas sandalias.

Junto con el líder de su manada, Dagobert, finalizó la invocación de la Sombra Bajo el Ángel. El monstruo atravesó a los dos Fenris una vez que cumplieron su cometido, acabando por completo con la manada de Gungnir.

Semanas después, Ulrika fue revivida por Jerome Bulwark en un intento de probar el ritual de resurrección de los Equinus. Encerrada en la no-muerte, Ulrika se vio condenada a pasar el resto de su vida sepultada por piedras, en los bosques de su antiguo clan.

Cuando lograron el apoyo militar de la Justicia Metálica y expulsaron a las Fauces del Valhalla de su túmulo, Hildelgarde regresó al sepulcro de Ulrika y vió a la Garou decapitada y retorciéndose de angusta. Con un gesto de misericordia, la Ragabash prendió fuego a los restos no muertos de su compañera Fenris, acabando con su sufrimiento y recuperando el klaive de Dagobert.