Joven polaca que fue abrazada a finales del siglo XIX. Cuando el ejército alemán nazi invadió Polonia, emigró al Pirineo español a tomar refugio junto a otro chiquillo de su sure, Emmanuel Archin.

Iracunda por haber tenido que dejar su tierra, se involucró junto con su hermano en las guerrillas contra los fascismos que ganaban poder en el sur de Europa. Fue entonces cuando dio con Roberto Hernández, un guerrillero aragonés con una ideología similar a la suya. Jadzia empatizó con él y lo abrazó, con la esperanza de colaborar juntos por su causa común.

La cuadrilla de Jadzia, motivada especialmente por ella, participó activamente en la guerrilla hasta que los tiempos del fascismo español acabaron. Sin una misión que seguir, y huyendo de la colonización de los humanos de los territorios salvajes de la frontera con Francia, los tres compaleros se desplazaron a lo que hoy es el Parque Natural de Urquiola.

Aquel era un territorio dominado por un conocido de Emmanuel, un gangrel tradicionalista, severo y taciturno que se hacía llamar Otsoa. Este aceptó integrar a los tres nuevos en su cuadrilla, Basajaunko taldeak. Otsoa tenía una práctica peculiar a los que hizo someterse a Emmanuel, Jadzia y su chiquillo: utilizar nombres propios de origen vasco y desechar sus nombres humanos. Jadzia se llamó Enara, que significa "golondrina".

A Otsoa no le importaba en absoluto lo que ocurriera con la política humana, y a lo que se dedica su cuadrilla es a expulsar de la zona a vampiros extranjeros y a los garou. Con el nuevo milenio, los garou se volvieron menos tolerantes, de forma que si antes prácticamente solo se quitaban territorios mutuamente, entonces comenzaron a agredir severamente a cualquier enemigo que encontraran.

Aunque Jadzia obedece a Otsoa resignada, sigue teniendo el espíritu inquieto y ganas de luchar contra algo, incluso a pesar de que ya no exista.