Este poderoso rito, herencia de las tribus indoamericanas, permite al Maestro del Rito y a los asistentes a la ceremonia rememorar ciertos hechos importantes mediante imágenes etéreas. El flujo de los sucesos que aparezcan no podrá ser controlado, aunque sí se podrá elegir al menos una época concreta. El uso de este rito ha ido decayendo con el paso de los años, debido a la tozudez de los nuevos Garou en olvidar épocas pasadas.
La calidad y la veracidad de las imágenes dependerán de qué es lo que se quiera ver; no siempre mostrará lo que busca el Maestro del Rito, pero puede ayudar para desvelar ciertos enigmas o completar parte de un suceso olvidado.

El Maestro del Rito debe gastar su reserva total de Gnosis para invocar este rito; lo que quiere decir es que si tiene Gnosis 4, deberá gastar 4 puntos de Gnosis al inicio del rito. La dificultad del rito está determinada por cuan antiguo es el evento a rememorar y el conocimiento que tenga el Maestro del Rito sobre él. Intentar invocar imágenes de eventos mundanos para los espíritus los enfadará y éstos harán que el Maestro del Rito pierda el Renombre adecuado; a nadie le interesa ver como sus padres se dieron el primer beso.
Los éxitos obtenidos en la tirada determinarán cómo de claras aparecen las imágenes: un éxito mostrará tenues siluetas y cinco hará que los asistentes vean el suceso en Technicolor.

Para realizar el rito, es obligatorio estar en el lugar donde sucedió el evento. Intentar realizar el rito en otro lugar acabará en un fallo y toda la Gnosis utilizada se perderá, además de enfadar significativamente a los espíritus relacionados con el evento.
Los participantes pueden colaborar con el Maestro del Rito donando puntos de Gnosis; cada dos puntos de Gnosis imbuído en el Maestro reducirán en un punto la dificultad necesaria. Hay que tener en cuenta que el alcance de los poderes de este Rito están marcados por el Narrador.