Como uno de los mayores castigos de los Garou, este rito se reserva para los traidores, aquellos que se alían con el Wyrm o cobardes cuyas acciones (o la falta de éstas) provocan la muerte de muchos otros.

Cinco hombres lobo (como mínimo) arrastran al traidor hasta un lugar de tierra dura y agrietada y piedras. A continuación, el Maestro del Rito se clava un palo o piedra afilada en la mano mientras recita los pecados del traidor contra Gaia. Untando su sangre sobre los ojos, orejas, y frente del traidor, el Maestro del Rito grita de pena y rabia. Cuando la sangre y las lágrimas empiezan a gotear sobre el suelo, el rito entra en acción: a partir de ese momento, cualquier cosa de Gaia que toque el traidor se convertirá en plata afilada como una cuchilla mientras esté en contacto con su carne. A continuación, los Cazadores adoptan la forma de Crinos y persiguen al traidor como si fuera un perro. El terreno que pise le muerde los pies y su muerte se convierte en una agónica experiencia.

Después se borra el nombre del infractor de todas las historias y, a partir de ese momento, sólo se pronunciará a modo de maldición.

Siempre y cuando la sangre del Maestro del Rito toque el cuerpo del traidor, éste no podrá caminar de lado en la Umbra. Nadie sobrevive a este rito.