Nací en una familia “especial”, era ese tipo de familia en el que cualquier persona normal se hubiera sentido incomoda, debido a que eran fanáticos de la brujería y las fuerzas de la naturaleza. A los seis años me regalaron mi primer libro sobre rituales, algo que me hizo mucha ilusión, ya que siempre había observado como mi padre les leía embobado y me picaba la curiosidad por saber que tenían de especial.



El libro me obsesiono tanto, que dedique gran parte de mi tiempo libre al estudio de ciencias ocultas, y comunicación con los espíritus. A los 10 años mi obsesión era tanta que apenas tenia vida social, mis padres dándose cuenta de mi pequeña afición creyeron que ya era hora de que volviera a la realidad y me intentaron alejar de los libros, para ello me llevaron a la casa de un supuesto tío mío, el cual vivía apartado, en una casa solitaria en un valle de los pirineos, este era una especie de investigador que llevaba un extraño caso y me enseño ciertas técnicas para la resolución de complejos enigmas y problemas y lo mas importante, a desconfiar de todo el mundo. Al vivir con un científico deje bastante de lado mi entrenamiento físico concentrándome mas en el mental, sin embargo eso no me exhibía de mis obligaciones en la casa (recoger leña, Ir a por agua al rió…etc...)Esto me ayudo a mantenerme en una buena forma y al vivir tan apartados yo debía ir de compras a la ciudad de vez en cuando así que cogi algo de práctica con el coche. Al vivir en la frontera de dos países fui capaz de aprender otro idioma (francés). Ya cuando cumplí los catorce años fui devuelta a mi lugar de procedencia con mis padres, el volver a estar en casa me reconforto y aunque tarde decidí empezar a la escuela, debido a mi inteligencia fui capaz de matricularme directamente en octavo, y de hay en adelante mi vida fue relativamente normal, pero no fui capaz de olvidar la obsesión por los rituales.



A los 18 años volvía yo de un viaje que había echo junto a unos amigos, por haber aprobado la COU, cuando al entrar en mi casa me la encontré precintada, con varios coches patrulla deambulando por los alrededores, y a mi madre llorando. Ella me dijo que mi padre había pasado algunos años complicados, y para que yo no me enterara se endeudo y busco problemas con una banda de nuestro barrio, esto me sentó como patada en el culo ya que mi padre era una de las pocas personas en las que podía confiar, Viendo esto decidí que quizás debería aprender a protegerme minimamente y me apunte a unas clases de defensa personal y otras de tiro, pero nunca abandone mis estudios universitarios, me matricule en arqueología lo cual me permitió aprender diversas cosas sobre mis hobbys preferidos los rituales.



Al acabar mis estudios universitarios premeditadamente, fui trasladada a Cantabria, debido a la noticia de una posible excavación que se llevaba a cabo allí.