• Fecha en ficción: 26-03-2004
• Fecha de juego: 12-11-2006

Aránzazu enfrenta las secuelas emocionales de su diagnóstico intersexual exigiendo ver las pruebas por sí misma. Aunque la doctora Mireia le confirma que el clan la reconoce como mujer, ella se siente atrapada entre el cuerpo y la identidad, y rechaza por ahora un ritual de modificación espiritual ofrecido como solución. Pide privacidad y comprensión, intentando aferrarse a una normalidad que ya no existe. En medio de este conflicto, Mauricio le confiesa que su antiguo clan viene a por él, y plantea la posibilidad del suicidio. Aránzazu no lo juzga, pero le recuerda que Lydia le dio la vida por amor, y que incluso si desea morir, debería hacerlo sabiendo por qué vive.

Esa noche, Mauricio duerme a su lado en silencio, marcando un punto de inflexión en su vínculo: no como amantes, sino como sobrevivientes. Aránzazu sueña con un recuerdo lejano, dos niñas en un balcón, y una palabra comienza a tomar forma: Akasha. Al amanecer, su cuerpo parece estable y Mireia anuncia que debe entrar a quirófano. En ese momento, el afecto discreto entre ambos se vuelve evidente. Comparten un último instante de calma antes de la operación, donde Aránzazu, aunque invadida por la incertidumbre, se deja caer en la anestesia sabiendo que, al menos por ahora, no está sola.